Construcción sostenible: aplicaciones con material reciclado, ecodiseño y trazabilidad

Construcción sostenible: aplicaciones con material reciclado, ecodiseño y trazabilidad

Los avances en materiales están redefiniendo numerosas industrias, entre ellas, la construcción. En esa transición, los plásticos -proveedores clave del sector- también están innovando con aplicaciones sustentables a través del reciclado.

Desde cañerías y paneles, hasta techos y revestimientos, este material, al ser recuperado, se convierte en un insumo en obras que priorizan la eficiencia energética, el ecodiseño, el bajo impacto ambiental y menores costos de mantenimiento.

Hoy en nuestro país se fabrican ladrillos, tejas, maderas plásticas, paneles y aislantes producidos a partir de residuos recuperados. Estos productos combinan reciclado con tecnología industrial y ofrecen resistencia, bajo mantenimiento y buen desempeño térmico e hídrico.

En este proceso, distintas organizaciones y actores del sector vienen colaborando con herramientas técnicas, capacitaciones y certificaciones que ayudan a que estos materiales lleguen a la obra con estándares de calidad y trazabilidad. Su contribución permite fortalecer la cadena del reciclaje, que hoy genera más de 50.000 empleos, y avanzar en la reducción de emisiones: solo en 2023, la recuperación de plásticos evitó la liberación de 482.000 toneladas de CO₂.

“Los productos y nuevas aplicaciones con plásticos reciclados son una realidad que está en evolución en la construcción. Vemos una industria que los integra cumpliendo  normas de calidad y estándares del sector. Ejemplos como caños, aislantes o paneles con contenido reciclado,  incorporan ecodiseño y certificaciones que aseguren su trazabilidad, lo que demuestra que el plástico bien gestionado es parte de la solución y no del problema”, afirma Verónica Ramos, Directora Ejecutiva de Ecoplas.

Ecodiseño y certificaciones para una construcción más eficiente

La innovación en este campo se apoya en el ecodiseño: productos pensados para durar, optimizar recursos y reutilizar materiales que antes eran descartados. Esta lógica acompaña un cambio de hábitos más amplio, donde la separación en origen, la educación ambiental y la recolección diferenciada permiten que cada residuo plástico vuelva a convertirse en materia prima.

Los ladrillos plásticos, por caso, ofrecen alta resistencia, nula absorción de humedad y buen desempeño térmico, además de permitir el ensamble modular y en seco, reduciendo tiempos y desperdicios de obra. Desde el punto de vista ambiental y productivo, su aporte es significativo, ya que para fabricar un ladrillo se requiere aproximadamente un balde o unas 330 tapitas de gaseosa, y con unas 4,5 toneladas de plástico recuperado puede edificarse una vivienda de 60 metros cuadrados.

“La construcción sustentable exige certificaciones confiables, marcos normativos modernos e innovación aplicada. Los plásticos con propósito pueden mejorar el desempeño energético de los edificios y aportar competitividad a la industria”, sostiene Ramos.

En este camino, la certificación INTI–Ecoplas de contenido reciclado se consolida como una herramienta clave para garantizar trazabilidad y transparencia en la industria. Al verificar el porcentaje de material reciclado en cada producto —con un sello y código QR que informan sus beneficios ambientales—, este estándar impulsa la competitividad de los fabricantes nacionales y los alinea con las mejores prácticas globales. Así, el país avanza hacia una construcción sustentable medible, certificable y con valor exportable.