Cumple 25 años el primer biopolímero biodegradable y compostable

Cumple 25 años el primer biopolímero biodegradable y compostable

Ecoflex®, lanzado en 1998, es el primer biopolímero PBAT certificado del mundo. En Argentina, el producto es distribuido desde la planta de Poliuretanos de BASF en Burzaco, provincia de Buenos Aires. Las innovaciones en biopolímeros basadas en ecoflex® ayudan a resolver muchos desafíos en el mercado de los plásticos y favorecen la economía circular.

BASF, compañía química líder en innovación, celebra el 25° aniversario de su biopolímero ecoflex® (PBAT: tereflalato de adipato de polibutileno), el primer polímero biodegradable y compostable certificado del mundo.

Fue introducido por BASF en el mercado de los plásticos en 1998 y, desde entonces, los clientes conocen y confían en ecoflex® por su alta calidad y rendimiento constante. La compañía continuó invirtiendo en el producto y desarrolló una cartera de biopolímeros con una amplia variedad de grados, que incluyen ecoflex® F, de base fósil, y ecoflex® FS y FG, de base parcialmente biológica.

Todos los grados PBAT de BASF están certificados como compostables industriales, según las normas mundiales más exigentes. Además, ecoflex® también puede ser biodegradado por microorganismos en condiciones de compostaje doméstico, así como en suelos agrícolas. El copoliéster de BASF es uno de los pocos polímeros compostables certificados que cumplen los requisitos de la normativa europea sobre contacto con alimentos y la notificación de sustancias en contacto con alimentos de la FDA estadounidense. ecoflex® también es el polímero base de los productos compostables certificados ecovio®.

Gracias a su capacidad de producción de compuestos en todas las regiones, BASF puede ofrecer materiales de primera calidad y servicios a medida para los mercados mundiales de películas, embalajes y productos agropecuarios. Junto con el material ecoflex®, BASF ofrece a los clientes ventajas adicionales, como un excelente apoyo normativo, conformidad con las normativas de la cadena de suministro mundial y una gran experiencia en el desarrollo de aplicaciones.

“Estamos orgullosos de ser los pioneros en el mercado de los biopolímeros pensando en soluciones de economía circular cuando el término aún no estaba en boca de todos”, afirma Marcel Philipp Barth, responsable de Gestión Empresarial Global de Biopolímeros de BASF, y añade: “Desde su lanzamiento hace 25 años, ecoflex® ha proporcionado una alta calidad y un rendimiento constante a nuestros clientes y ha permitido muchas aplicaciones compostables que están en el mercado hoy en día. Esperamos seguir dando forma a esta industria y apoyar a nuestros valiosos clientes y socios de todo el mundo. Como socio de confianza de grandes marcas, basándonos en ecoflex®, desarrollamos soluciones de embalaje innovadoras que satisfacen las nuevas exigencias del mercado”.

 

“En BASF ofrecemos soluciones innovadoras y sustentables de manera competitiva al mercado, y un ejemplo de ello es haber sido precursores hace 25 años de ecoflex®, el primer polímero biodegradable y compostable certificado del mundo. En Argentina, distribuimos este componente de mezcla ideal para bioplásticos a diversas industrias desde nuestra planta en Burzaco, provincia de Buenos Aires”, sostiene Florencia Muratori, gerente de la división Materiales de Performance de BASF para Argentina, Bolivia, Paraguay y Uruguay.

Además, ecoflex® en conjunto con el ácido poliláctico (PLA) fabricado a partir de recursos renovables dan origen al polímero de base biológica y compostable BASF ecovio®, proporcionando propiedades especiales de material, como flexibilidad y resistencia.

Los estudios demuestran las ventajas de ecovio® para la producción, el embalaje y la conservación de alimentos, así como para la recogida de residuos alimenticios. Estas ventajas se basan en la biodegradabilidad certificada del material en el compostaje comercial y doméstico, así como en el suelo agrícola: se reducen los residuos alimenticios, se devuelven nutrientes al suelo mediante mayores volúmenes de compost y se evita la acumulación de micro plásticos persistentes en el suelo agrícola. Esto contribuye a una economía circular al cerrar el ciclo de nutrientes mediante el reciclado de productos orgánicos.