La pesca de arrastre libera millones de toneladas de dióxido de carbono al año

La pesca de arrastre libera millones de toneladas de dióxido de carbono al año

Las investigaciones fueron realizadas por más de 26 expertos internacionales y se publicaron en la revista Nature. La preocupante cifra es equiparable a lo que emite la totalidad del sector de la aviación en todo el planeta. Además, es también el 4% de las emisiones que genera la producción mundial de alimentos.

La naturaleza es una cadena de equilibrio. Cada eslabón forma parte de un interconectado que posibilita la vida en el planeta. Es por eso que, cuando surge una distorsión, activada por la sobreexplotación de un recurso, los platos de la balanza se inclinan haciendo peligrar la estructura vital. En este caso, al igual que en la mayoría, los métodos utilizados por la pesca de arrastre tuercen la báscula hacia el lado de la contaminación, elevando los niveles a cifras preocupantes.

El estudio “Protecting the global ocean for biodiversity, food and climate”, finalizado en 2021, alertó sobre diversas problemáticas vinculadas a la pesca de arrastre. Una de ellas, son los altísimos niveles de contaminación que está generando, fundamentalmente, por dos aspectos: la remoción de los sedimentos marinos y el elevado uso de combustible.

Según este estudio, mover los sedimentos marinos con las enormes redes, libera cerca de 1.000 millones de toneladas anuales de dióxido de carbono (CO2), un gas de efecto invernadero que impacta en el calentamiento global.

La investigación sobre la perturbación de los sedimentos causada por la pesca de arrastre sugiere que podría contribuir con hasta 1,46 Gt deCO2- eq en emisiones anuales. Un nivel de emisiones que lo pondría a la par con el sector de la aviación.

Los sedimentos marinos son la mayor reserva de carbono orgánico del planeta y un depósito crucial para el almacenamiento a largo plazo. Si no se altera, el carbono orgánico almacenado en los sedimentos marinos puede permanecer allí durante milenios.

Sin embargo, explican los expertos “la perturbación de estos depósitos de carbono puede remineralizar el carbono sedimentario a CO2, lo que probablemente aumentará la acidificación de los océanos, reducirá su capacidad de amortiguación y potencialmente contribuirá a la acumulación de CO2 atmosférico”.

En conclusión, se están bombeando alrededor de mil millones de toneladas de CO2 de los sedimentos cada año. “Es lo mismo que emite todo el sector de la aviación en el mundo”.

Combustible para contaminar

De un informe realizado por distintas instituciones internacionales como Fauna & Flora International, CEA Consulting, Sea Around Us y Blue Ventures – Beyond Conservation, entre otros, también advierten sobre la contaminación generada por la pesca de arrastre. En este caso, investigaron el impacto del elevado uso de combustibles por parte de las embarcaciones.

La pesca consume alrededor de 40 mil millones de litros de combustible al año. Generando 179 millones de toneladas de emisiones de gases de efecto invernadero, equivalentes a dióxido de carbono (CO2). Esto es alrededor del 4% de las emisiones de la producción mundial de alimentos.

Y la explicación de esto es simple. Las enormes redes, a medida que se van cargando de peso y arrasando con todo a su paso, aumentan la demanda de potencia, esto causa que los motores de los barcos eleven enormemente el consumo de hidrocarburos. Básicamente, es como manejar un auto con el freno de mano puesto todo el tiempo.

Si bien hay una enorme cantidad de datos y estudios a nivel mundial que alertan sobre este poco eficiente método de pesca, aún no se tomaron decisiones contundentes para mitigar el impacto que está generando. Es importante pensar que, si la cadena de la naturaleza se rompe, las consecuencias van a ser, de base, complejas de resolver.

En Argentina, poca información

Desde hace varios años, la pesca de arrastre está siendo cuestionada debido a los impactos que genera en los ecosistemas marinos. Los estudios más profundos sobre el tema provienen de otros países que destinaron recursos para obtener información útil, en virtud de buscar alternativas.

En Argentina el panorama es otro. En una entrevista reciente con REVISTA PUERTO, la investigadora argentina del CONICET, Ana Parma, habló sobre la falta de información respecto al estado de los fondos marinos.

“No los podemos medir, Argentina tiene mucho déficit en la información sedimentaria, así que la parte de caracterizar las comunidades, que es otra pata del análisis, es medio fragmentario”, reconoció.

En tal sentido, Parma indicó que, junto con el investigador Ray Hilborn, realizó un proyecto vinculado con la recopilación de datos sobre la pesca de arrastre.

“Intentamos cubrir las plataformas poniendo una base de datos y desarrollamos una metodología para estimar la huella del impacto ecológico, la frecuencia del disturbio y luego ir un poco más allá, porque dependiendo del tipo de fondo que estés impactando es el impacto ecológico que tiene”, explicó Parma a REVISTA PUERTO.

Y concluyó: “Eso lo hicimos para las plataformas que pudimos y para Argentina teníamos nada más que dos años de datos porque me costó mucho”.