Por Maximiliano Bensimon y Marian Ventura, de done! agencia B especializada en comunicación estratégica para la sostenibilidad.
Los informes ESG o de sostenibilidad ganaron popularidad por la creciente presión de los grupos consumidores, de accionistas y organizaciones de la sociedad civil, así como el entendimiento entre el público inversor y las instituciones financieras de que el riesgo de sostenibilidad es un riesgo de inversión. Además, por una ola regulatoria impulsada desde la Unión Europea que pone el tema en boca de todos.
Nuestros más de 15 años elaborando reportes bajo diferentes normas voluntarias, con sus diferentes combinaciones y evolución, siguiendo con atención los contextos normativos latinoamericanos y europeos, nos permiten arriesgar cómo serán los reportes que se vienen.
Hicimos nuestro mayor esfuerzo para resumirlo en las cinco tendencias que describimos a continuación.
- Obligatorios: la era de las regulaciones
La Directiva de Reporte de Sostenibilidad Corporativa (CSRD) de la Unión Europea está marcando el camino hacia una regulación más estricta sobre la obligatoriedad de los informes. En vigor desde 2024, la normativa obliga a más de 50.000 empresas, incluidas aquellas con operaciones en la Unión y sedes en otros países a reportar sus impactos, riesgos y oportunidades de sostenibilidad de forma anual.
En América Latina, Chile es pionero en la elaboración de informes mandatorios a través de la Norma General 461, que exige a las empresas públicas reportar según estándares sectoriales. Esta normativa alcanza a empresas de capital chileno que cotizan en bolsa, a las que se les exige la incorporación de un estado de sostenibilidad junto a su balance financiero.
Entidades regulatorias de México y Colombia están avanzando con recomendaciones que podrían allanar el camino para futuras normativas de obligatoriedad. El Consejo Mexicano de Normas de Información Financiera lanzó las Normas de Información de Sostenibilidad, recomendado para empresas privadas mexicanas. Por su parte, la Superintendencia de Sociedades Colombiana publicó el Capítulo XV que amplía la Circular Básica Jurídica con recomendaciones sobre la presentación de reportes para empresas con ingresos por más de 40.000 salarios mínimos.
- Estandarizados: la comparabilidad es la reina
Históricamente, los informes han variado considerablemente en su estructura y contenido, lo que ha dificultado la comparación entre empresas. Esto se debe a la diversidad de normas y estándares voluntarios en el mercado. Sin embargo, con la implementación de regulaciones como la CSRD en Europa se espera que los informes sean más homogéneos en su formato.
Estas regulaciones buscan facilitar la comparabilidad, que es un indicador clave de la confianza en la información reportada. La normativa europea establece una estructura común que todas las empresas bajo su alcance deberán seguir. Primero, exige que los informes de sostenibilidad deben ser un capítulo dentro del informe de gestión de la compañía. Luego, los contenidos deben organizarse en cuatro secciones: información corporativa, ambiental, social y de gobernanza. Finalmente, cada una de estas secciones debe seguir el orden de los estándares que aplican según los resultados del proceso de materialidad.
Con este enfoque, lo que veremos en el futuro son informes más similares en cuanto a la estructura de contenidos y presentación, priorizando que sus lectores puedan evaluar rápidamente el desempeño en los aspectos claves.
- El cambio climático: siempre material
Todo proceso de reporte debe comenzar con un análisis de doble materialidad para identificar los impactos y riesgos más significativos en su contexto. Los resultados de este análisis establecen los temas que deben incluirse en el reporte. Pero, este proceso suele tener sus sesgos.
Dada la situación crítica en torno al cambio climático, es casi inevitable que los problemas relacionados con el clima sean considerados materiales. Y que esto sea considerado por una compañía, ya no dependerá más de los resultados del ejercicio de materialidad, sino que se volverá un requisito de divulgación mandatoria.
Por ejemplo, la nueva regla de divulgación climática de la Securities and Exchange Commission (SEC), exige a las empresas públicas que reporten su huella de carbono, específicamente el alcance 1 y 2. A su vez, la CSRD europea resalta la importancia del clima, indicando que si una empresa no considera el cambio climático como un tema material, deberá justificarlo con argumentos sólidos.
- Orientados al mercado
Quienes invierten buscan cada vez más transparencia en la gestión de riesgos de las compañías, y entienden que los no financieros -como los derivados de impactos ambientales y sociales- son críticos y pueden afectar la reputación y el rendimiento financiero de una empresa.
A medida que crecen los grupos de inversión responsable que incorporan factores ESG en sus decisiones, las empresas se ven impulsadas a proporcionar informes que no solo describan su impacto, sino que expliquen cómo aspectos ambientales y sociales pueden influir en su capacidad para generar valor financiero.
En este contexto, la doble materialidad se convierte en un enfoque crucial al analizar cómo las acciones corporativas afectan a las partes interesadas y su entorno, y cómo los factores externos ambientales y sociales impactan en el desempeño financiero. El desarrollo de estándares como los de la Sustainability Accounting Standard Board (SASB) contribuyen a este giro, diseñados específicamente para evaluar aspectos de sostenibilidad de interés para el mundo inversor.
- Digitales: la tecnología para facilitar la captura de datos y la lectura
El uso de tecnologías avanzadas, como la inteligencia artificial y el análisis big data, permite a las empresas identificar y reportar métricas en tiempo real, mejorando la precisión y eficiencia en la recolección de datos. Estas herramientas no solo permiten informes más precisos, sino que también proporcionan perspectivas predictivas que ayudan en la toma de decisiones estratégicas.
Además, la estandarización y digitalización de los informes también aseguran que la información sea accesible tanto para personas como para máquinas. La norma de la CSRD y los estándares de la Global Reporting Initiatve (GRI) exigirán etiquetar contenidos utilizando el lenguaje XBRL, lo que facilita la interpretación de los datos por parte de tecnologías informáticas.
De esta manera, será más fácil, eficiente y estandarizada la recolección de información de los reportes. Esto habilitará el desarrollo de grandes bases de datos con información de valor para comprender la contribución de las organizaciones al desarrollo sostenible.
Las organizaciones que se preparen y adapten a estas tendencias, seguramente estarán mejor posicionadas para prosperar en un entorno cada vez más exigente y desafiante a nivel ambiental, social y ético.