Café: auge mundial de los vasos descartables pero menos del 1% se recicla

Café: auge mundial de los vasos descartables pero menos del 1% se recicla

En Argentina, el consumo ronda 1 kilo de café por persona por año, equivalente a unas 200 tazas anuales, según datos del Instituto Nacional de la Yerba Mate y la Cámara Argentina del Café.

Y con este auge llegó una tendencia que se instaló silenciosamente: el café para llevar, servido en vasos descartables de papel plastificado (o polipapel), que duran apenas unos minutos, pero dejan residuos que pueden tardar siglos en degradarse.

En el país no existen cifras oficiales sobre la cantidad de vasos descartables utilizados para café, pero ejemplos concretos permiten dimensionar el problema: en una oficina de solo 8 personas se contaron 12 vasos descartables en una semana. Eso representa más de 600 vasos al año. Escalado a nivel urbano, los números se disparan.

Este fenómeno no es exclusivamente en Argentina. En países como Estados Unidos, Reino Unido, Alemania y Australia, entre el 70% y el 80% del café se consume en envases descartables.

Argentina parece seguir el mismo camino. Por ejemplo, un estudio realizado en la Universidad Católica de Córdoba en 2023 mostró que el 69,4% de los estudiantes consume cafeína por fines energéticos, en gran parte a través de café, bebidas energizantes y gaseosas, cuyos envases son descartables.

Del placer al problema

Según datos de un artículo publicado en 2022 (Legacy of the disposable cup. Sacha Vignieri), entre 250 y 300 mil millones de vasos descartables se utilizan cada año en el mundo. Y menos del 1% de ellos se recicla.

Estados Unidos encabeza el ranking global, seguido por China, Rusia, Alemania, Reino Unido, Australia y Taiwán. La mayoría de estos vasos se usan para bebidas calientes — especialmente café—, y aunque parezcan de papel, tienen un componente plástico que complica su reciclado.

Sin considerar las variaciones culturales, económicas o políticas que influyen en el consumo real per cápita, utilizando una proyección basada en la proporción poblacional (47 millones de habitantes en Argentina representan un 0.56% de la población mundial), se estima en nuestro país un consumo anual de 1.615 millones de vasos descartables. Esta cantidad ocuparía unos 387.750 metros cúbicos, lo que equivale a llenar 29 veces el Obelisco de Buenos Aires.

Aunque a simple vista parecen de papel, los vasos descartables de papel plastificado para café están compuestos por una serie de capas y materiales que los hacen difíciles de reciclar. La estructura típica incluye:

-Papel con fibras vírgenes de celulosa

 -Película interna de polietileno (PE) para evitar fugas

 -Tintas resistentes al agua, adhesivos y barnices

– Bases reforzadas y bordes enrollados

 -Tapas de polipropileno (PP)

 -Fundas térmicas de cartón o silicona

Además, los estudios muestran que estos vasos liberan microplásticos al degradarse, con efectos tóxicos sobre organismos acuáticos. Un estudio de Almroth (Environmental Pollution, 2023) demostró que incluso los residuos de papel con recubrimiento plástico afectan negativamente a larvas de insectos en ambientes acuáticos y sedimentarios.

Estrategias para reducir el impacto

Frente a esta realidad, hay múltiples caminos posibles. Algunos requieren cambios de hábito, otros, políticas públicas o innovación tecnológica. Aquí, un repaso de las estrategias más relevantes:

Un proyecto de UADE convierte desechos de café en envases y embalajes biodegradables, con el fin de impulsar la economía circular y el diseño sustentable.

En el marco de la asignatura Biodiseño, un equipo de investigadores y estudiantes de la Facultad de Arquitectura y Diseño de UADE está desarrollando prototipos de envases y embalajes biodegradables a partir de la borra de café generada en los espacios gastronómicos de la propia universidad.

El proyecto, liderado por la diseñadora Camila Castro Grinstein, busca demostrar cómo los residuos orgánicos pueden transformarse en recursos valiosos mediante procesos de investigación aplicada. A través de técnicas experimentales, los estudiantes combinan los desechos de café con otros componentes naturales para crear nuevos biomateriales capaces de reemplazar plásticos y cartones convencionales. Los primeros resultados muestran materiales resistentes, moldeables y completamente biodegradables, ideales para aplicaciones en envases, utensilios y accesorios de diseño.

“Este tipo de proyectos no solo impulsa la creatividad y la innovación en el aula, sino que también tiene un impacto ambiental concreto”, explica Castro Grinstein. “El café que antes era basura ahora puede volver al circuito productivo en forma de objetos útiles y sustentables.”

La iniciativa se inscribe en la línea de diseño y prototipado y forma parte de la estrategia institucional de UADE para fomentar la investigación aplicada con impacto social y ambiental. Además de los prototipos, se prevé la realización de una muestra abierta en la que se exhiban los materiales y objetos desarrollados.

El proyecto involucra a docentes y estudiantes de las carreras de Diseño Industrial, Diseño Textil e Indumentaria y Licenciatura en Biotecnología, con un horizonte de trabajo en mayo de 2026. Los investigadores esperan consolidar una metodología replicable en otras instituciones, emprendimientos y empresas del sector gastronómico.

Café Circular: una experiencia concreta de Argentina

La empresa Qero Ecovasos impulsó el programa Café Circular, que ya funciona en varias ciudades del país. La propuesta: reemplazar vasos descartables por ecovasos reutilizables hechos de plástico virgen, aptos para lavarse industrialmente y usarse hasta 300 veces.

El impacto es concreto: en una oficina de 100 personas que consume dos cafés por día, se pasa de 48.000 vasos descartables al año a solo 100 vasos reutilizables en rotación.

Este sistema, además de cumplir con las exigencias legales, propone romper con la lógica del descarte y fomentar una economía verdaderamente circular. La clave no está solo en el material del vaso, sino en su ciclo de vida.