
Cómo se logrará un entorno construido con cero emisiones de carbono en 2030
Por Guillermo Simon-Padros, CEO de Argentina Green Building Council
El Acuerdo de París, firmado en diciembre de 2015, marcó el inicio de una carrera para reducir las emisiones globales de gases de efecto invernadero. El objetivo: que el aumento de la temperatura se mantenga por debajo de los 2°C e idealmente, que no exceda los 1,5°C. De ese modo, se definió un cronograma sobre la manera en que el mundo debe cambiar su rumbo para que, en 2050, los principales sectores empresariales operen en un escenario de cero emisiones de carbono.
Dado que el sector de la construcción es responsable del 30% del consumo energético a nivel mundial y del 37% de las emisiones totales de carbono, su rol en la búsqueda de soluciones es más que relevante. A lo largo del ciclo de vida de un edificio típico, el 76% de las emisiones proceden de las operaciones y el 24% restante del procesamiento de las materias primas utilizadas para las nuevas construcciones.
Partiendo de que el 80% del parque de edificios previsto para 2050 existe en la actualidad, es lógico que el entorno construido tenga que descarbonizar no sólo las emisiones incorporadas, sino también, y más importante, las operativas del parque de edificios existente.
Acciones puntuales
En la práctica, existen estrategias y acciones de gobiernos locales que van en línea con los objetivos mencionados. En el caso de la Ciudad de Buenos Aires, el “Plan de Acción Climática 2050”, elaborado por el Gobierno porteño en cumplimiento de la Ley N°3.871 del año 2011 y de compromisos internacionales, presenta una estrategia a largo plazo para lograr “una ciudad carbono neutral, resiliente e inclusiva, en línea con lo establecido en el Acuerdo de París”.
Las acciones de adaptación de esta iniciativa permiten la reducción del riesgo frente a olas de calor e inundaciones a través de obras hidráulicas, el fortalecimiento y mantenimiento de la red pluvial, la reurbanización de barrios, la capacitación para vecinos y el fortalecimiento de la red salud pública, según precisaron oficialmente.
En tanto, los efectos de la “isla de calor urbana”, producto de la concentración de edificios, es otro de los temas de preocupación. La envolvente edilicia es el factor que más impacta en el consumo de refrigeración y calefacción. Para eso, se trabaja en leyes y códigos para acelerar el “retrofiting (reacondicionamiento)”.
También se impulsan nuevas construcciones de edificios, para reducir las emisiones producto del consumo energético en un 55%, de los cuales las edificaciones residenciales, comerciales y públicas, son responsables del 40%.
En esa línea, ¿cómo se hará para que 1.000 millones de personas tengan posibilidad de vivir en viviendas confortables y saludables para 2030 sin descuidar al medioambiente?
Según la Organización de las Naciones Unidas (ONU), el planeta está fallando en proporcionar viviendas adecuadas, haciendo que las ciudades y los asentamientos humanos sean inclusivos, seguros, resilientes y sostenibles.
Además de ofrecer soluciones centradas en la propiedad legal de la vivienda y la oferta de nuevas construcciones, es necesario repensar nuestro modelo y buscar soluciones adaptadas a las necesidades actuales.
La innovación constructiva, junto a la financiera y de los nuevos modelos alternativos de propiedad, puede ayudar a cerrar la brecha de vivienda.
Además, las casas asequibles deberían cumplir con los estándares sustentables, como la certificación LEED, que garanticen la eficiencia energética, el uso de energías renovables, la minimización de los residuos y la promoción de una economía circular. También es recomendable el uso de materiales que no sean tóxicos y que permitan la adaptación a un entorno cambiante.
El rol de los privados
Por el lado del ámbito corporativo, entre las principales acciones que llevan a cabo los desarrolladores para una construcción más sustentable se encentra la “edificación verde”.
Se trata de un enfoque innovador que se centra en prácticas sustentables para minimizar el impacto ambiental de una estructura.
Los desarrolladores, que diseñan edificios sustentables, incorporan principios de diseño, eficiencia energética y ahorro de agua para optimizar el rendimiento de la construcción y minimizar los impactos negativos en los ocupantes de la vivienda y la naturaleza.
En ese sentido, el diseño sustentable se basa en un enfoque integrado y holístico que impacta positivamente en todas las fases del ciclo de vida de un edificio y fomenta el compromiso y las compensaciones. Estas estructuras además, son ideadas con foco en el entorno y en la ciudad.
Además, en la creación de espacios más funcionales y estéticos, la incorporación de materiales innovadores y sustentables juegan un papel muy importante.
A los principios de “diseño pasivo” que utilizan recursos naturales como la luz natural, el viento y la masa térmica para crear sitios interiores confortables, se suman envolventes térmicamente eficientes y equipos eficientes en energía para lograr una reducción del consumo y del costo de las expensas.
Como se ve, existen muchas acciones concretas, pero también muchos desafíos pendientes, para lograr cero emisiones de carbono en el entorno construido y viviendas confortables y saludables en el 2030. Estos y otros temas, vinculados a la construcción sustentable, fueron abordados el 22 de octubre en el Hotel Sheraton, con la presencia de los principales referentes del ámbito público y privado del sector, y organización a cargo de Argentina Green Building Council (AGBC).