El hidrógeno verde sale a la cancha

El hidrógeno verde sale a la cancha

Es la gran apuesta cien por ciento sostenible para encarar una transición que privilegie el uso de energías renovables como combustible, especialmente para la industria y el transporte. Cuáles son los pro y contra de este elemento, definido como “la mejor innovación de los últimos años para combatir el efecto invernadero”.

CONTENIDO EXCLUIVO DE GERENCIA AMBIENTAL

Descarbonizar es la tarea, es la meta. Una frase muy común, sobre todo en el ámbito de las empresas, casi como un mantra de nuestro tiempo. No es para menos: hay que mitigar el impacto que el calentamiento global ejerce sobre el planeta y los humanos. Por supuesto, no es una maldición provocada por un ser oscuro contra la humanidad que debemos soportar. Todos somos responsables del actual estado de situación y el cambio está en nuestras manos.

La descarbonización del planeta es uno de los objetivos que se han fijado países de todo el mundo como meta al 2050. Las salidas son varias y se actualizan a cada momento. Pero hay una tendencia que gana cada vez más espacio: la descarbonización de un elemento como el hidrógeno —responsable en la actualidad de más del 2 % de las emisiones totales de CO2 en el mundo—, que crea al hidrógeno verde.

“Los combustibles fósiles aún forman parte en una gran medida de nuestra vida diaria y del desarrollo industrial. Es necesario entonces, encarar una transición energética que privilegie las energías renovables y el hidrógeno como combustible”, explica Leonardo Cacciante, Gerente Comercial para nuevos negocios en Bosch Argentina, en diálogo con Gerencia Ambiental.

En ese sentido, destaca que “el hidrógeno verde es una gran apuesta” porque “se trata de una fuente de energía limpia que solo emite vapor de agua y no deja residuos en el aire, a diferencia del carbón y el petróleo”. Además agrega que “no emite gases contaminantes durante la combustión, ni durante el proceso de producción; se destaca también por ser 100% sostenible, almacenable y versátil: puede transformarse en electricidad o combustibles sintéticos y utilizarse con fines comerciales, industriales o de movilidad”.

El desarrollo de hidrogeno verde (también conocido como hidrógeno renovable o e-Hydrogen) contribuye al proceso de adaptación contemplado en la Agenda 2030 y los Objetivos del Desarrollo Sostenible de la Organización de las Naciones Unidas.

Los grandes hacedores de nuestra era ya hablen de él. Bill Gates, quien publicó el libro “Cómo evitar un desastre climático”, destacó a este combustible como la mejor innovación de los últimos años para combatir el efecto invernadero.

El hidrógeno es muy poderoso: tiene tres veces más energía que la gasolina, pero representa una fuente de energía limpia, ya que solo libera agua (H2O), en forma de vapor, y no produce dióxido de carbono (CO2).

La clave de este proceso es que hace unos años se empezó a producir hidrógeno a partir de energías renovables como el sol y el viento, usando un proceso llamado electrólisis, que emplea una corriente eléctrica para dividir agua en hidrógeno y oxígeno en un aparato llamado un electrolizador. El resultado es el llamado hidrógeno verde, que es 100% sostenible, pero mucho más costoso de producir que el hidrógeno tradicional.

“Incorporar este tipo de energía conlleva algunas ventajas en relación a que es una energía limpia, que el único residuo que genera es agua, y es transportable por ser un elemento liviano. Es además renovable, es decir que utiliza recursos de la naturaleza que no se agotan y a su vez, se puede comprimir para almacenar durante mucho tiempo”, sostiene Cacciante.

Y agrega: “en línea con la diversificación energética, el alejamiento de los combustibles fósiles y la necesidad de reducir las emisiones de CO2, la demanda de hidrógeno verde está creciendo rápidamente, no solo en industrias que consumen mucha energía como el acero, los productos químicos y el transporte pesado, sino también en edificios privados”.

Para leer la nota completa, ingresá acá