identificar si es necesario profundizarlo y jerarquizarlo, y estable-cer objetivos claros en cuanto a los elementos que es necesario renovar o incorporar. O, el abordaje puede ser tomando como punto de partida la inexistencia de tal programa de integridad, en cuyo caso, el camino correcto será implementar un programa de integridad desde cero adecuado a la realidad y posibilidades de cada organización. Tanto en uno como en otro caso, es de vital relevancia contar con un sólido código de ética y conducta, una evaluación de riesgos, políticas corporativas acordes a la organización, brindar capacitaciones a los empleados, realizar investigaciones y tomar la debida diligencia en la interacción con terceras partes, entre otros. A veces, puede resultar abrumador contar con todos los elementos que un robusto programa de integridad requiere. Por ello, cada organización tendrá que evaluar cuáles son sus prioridades y recursos disponibles al momento de trabajar sobre este eje de transparencia, de modo tal de adecuarlo a su realidad y características propias. Optimizar los recursos disponibles puede, en ocasiones, resultar prioritario. Asimismo, trabajar transversalmente en la diversidad e inclusión implicará desarrollar y crear las condiciones y el marco acertado para la igualdad de género y la posibilidad de contar con equipos diversos en cuanto a su historia, profesión, cultura, edad, creen- compliance