La economía circular es un modelo económico con un enfoque sistémico donde el compartir, alquilar, reducir, rediseñar, reparar, reutilizar, recuperar y reciclar amplía el mayor tiempo posible el ciclo de vida de los productos lo que, en consecuencia, puede beneficiar a las empresas, la sociedad y el medio ambiente.1 En contraste con el modelo lineal “tomar-hacer-desperdiciar”, es regenerativa por diseño y pretende desvincular gradualmente el crecimiento del consumo de recursos finitos.2 Además, se basa en tres principios, todos impulsados por el diseño3: Eliminar los residuos y la contaminación Circular los productos y materiales (en su valor más alto) Regenerar la naturaleza La transición a una economía circular no puede lograrse con simples cambios en el status quo, sino que requerirá un cambio fundamental a nivel de sistemas en nuestra economía y la colaboración entre industrias.4 Entre las posibles políticas para facilitar la transición a la economía circular se incluyen instrumentos reguladores, incluida una mejor aplicación y cumplimiento de la legislación existente relacionada; revisiones de la legislación pertinente, nuevas medidas y reglamentos.5 Desde hace algunos años, los gobiernos nacionales y regiona-les vienen desarrollando marcos y normativas para promover la economía circular6, y en muchos países de América Latina y el Caribe están ganando visibilidad como un enfoque regional para el desarrollo de economías sostenibles.7 ECONOMÍA CIRCULAR