naturales no renovables; propiciar las nuevas oportunidades de crecimiento económico; impulsar la innovación a través de los cambios en los viejos modelos de producción, sin dejar de ser competitivos en los mercados internacionales; proveer al suministro de recursos esenciales y reducir al máximo el cambio climático limitando los impactos en el ambiente1. Esta meta ofrece medidas a largo plazo y, de manera vinculada, otras a medio plazo entre las cuales ya está identificada una estrategia destinada a convertir a la UE en una “economía circular” basada en una sociedad del reciclado a fin de reducir la producción de residuos y utilizarlos como recursos.