Algunos de los principios de la economía circular5: considera los impactos al ambiente a partir del ciclo de vida de un producto; establece un modo de organización industrial en un mismo territorio caracterizado por una gestión optimizada de los stocks y de los flujos de materiales, energía y servicios; privilegia el uso frente a la posesión, la venta de un servicio frente a un bien; brinda un segundo uso a los productos, reintroduciéndolos en el circuito económico; reutiliza algunos residuos o partes de los productos desechados, que aún pueden funcionar para la elaboración de nuevos productos; introduce una etapa de reparación, a los efectos de brindar una segunda vida a los productos que dejaron de funcionar; establece la obligación de reciclar todo lo que no se haya podido reutilizar a través de la reparación o uso diferente de un producto, aprovechando así los materiales que se encuentran disponibles; cuando no se pueda cumplir con cualquiera de las etapas anteriores, la valorización provee una última oportunidad de reutilizar, en este caso, aprovechando la posibilidad de ser una fuente de energía. La economía circular se dirige tanto al sector público encargado del desarrollo sostenible y del territorio, como a las empresas que buscan resultados económicos, sociales y ambientales, como así también, a la sociedad en su conjunto que plantea nuevas necesidades reales. Para ello, el Estado debe avanzar con políticas públicas que propicie el modelo de economía circular, y el mejor modo es a través de la adquisición de bienes, servicios y obras públicas bajo el modelo de “Compras Públicas Sostenibles”. Sabemos que la manera de contratación actual es la que considera criterios económicos, como el menor precio. Las compras públicas significan, respecto al PBI del País un 17% o sea una porción sustancial del Producto Bruto Interno y de ahí la NOTA DESTACADA