Argentina padece desde hace décadas una multiplicidad de pro-blemas ambientales que no han sido abordados de manera sis-temática. Entre ellos se destacan la contaminación de las aguas, la falta de sistemas de saneamiento en gran parte del país, el desmonte de los bosques nativos, los impactos que producen las actividades extractivas como la megaminería metalífera y la explotación de hidrocarburos, actualmente mediante la técnica de la fractura hidráulica y la deficiente gestión de los residuos cuyo impacto se manifiesta principalmente en los grandes cen-tros urbanos. Todo ello, sin perjuicio de recordar que es la propia constitución nacional la que consagra el derecho de todos los habitantes a un ambiente sano, apto y equilibrado.