Argentina tiene un gran potencial en materia de energías renovables. Los vientos de la Patagonia, las mediciones de radiación solar en la región del Noroeste Argentino (NOA), y la región del Noreste Argentino (NEA) y la región Núcleo (Pampa húmeda) son propicias para el desarrollo de la biomasa. Así también, el país cuenta con gran cantidad de ríos para aprovechamientos hidráulicos. Según el informe de Global Energy Monitor (GEM), organización sin fines de lucro basada en Estados Unidos que se encarga de monitorear el desarrollo de energía limpia, América Latina tiene los recursos necesarios para convertirse en líder del mercado global de energías renovables con un equivalente a mil millones de paneles solares en proyectos a gran escala que entrarán en funcionamiento hasta 2030. Un ejemplo de estas energías se puede ver en Buenos Aires, en los techos del Metrobus 9 de Julio y en el Centro de Trasbordo de Retiro, donde hay más de 700 paneles solares que inyectan energía a la red eléctrica. Según los cálculos, dos estaciones generan 110.000 kW por año de energía que se inyecta directamente al sistema eléctrico de la Ciudad, sumado a que la instalación evita la emisión de 44 toneladas anuales de CO2. Esto demuestra que las energías renovables dejaron de ser alternativas y pasaron a ser la opción principal y complementaria de las energías convencionales. Tienen muchas ventajas ya que reducen la emisión de carbono, ayudan a reducir el consumo de combustibles, son más baratas que las energías fósiles, generan empleo y desarrollo de proveedores nacionales. Además, permiten una planificación a largo plazo, las energías renovables seguirán creciendo y son inevitables.