En los tiempos que corren, ya considerados en Turismo como de “post pandemia”, comienzan a visualizarse claramente los resultados y efectos que produjeron en la actividad la gran cantidad de meses de parate casi total, entre marzo del 2020 y buena parte del 2021. Una vez que se pudo volver a viajar libremente, la mayoría de los tráficos turísticos retomaron algunas de las prácticas habituales, regresando a los destinos vacacionales tradicionales y masivos; mientras que un segmento que crece rápidamente entre la población optó por redescubrir -o directamente encontrar- nuevos sitios donde descanso y diversión tuvieran una mayor cercanía a lo natural, lo espacioso y menos frecuentado. En todo el mundo comienza a afianzarse un segmento de viajero que puede denominarse “turista responsable”: viaja como siempre, pero en su andar va considerando las mejores prácticas posibles para disminuir su huella negativa y el posible impacto que produce durante el traslado y su estadía en los espacios naturales y las comunidades.