Antes me parece fundamental entender que es la economía del conocimiento, la complejidad económica y la importancia de los activos intangibles para el desarrollo empresarial, indus-trial, social y medioambiental de las naciones iberoamericanos. Pensamos, por ejemplo en el índice SP 500 de la bolsa de New York donde 5 empresas dominan la capitalización bursátil del indicador más representativo de Estados Unidos. Estas empre-sas son Apple, Microsoft, Amazon, Facebook Y Alphabet, todas ellas empresas de tecnología que gran parte de sus activos son intangibles. Miremos el siguiente ejemplo: en el año 1975 las empresas con más capitalización en el SP 500 eran IBM, Exxon Mobil, Procter & Gamble, GE y 3M, con una valoración de 59 mil millones dólares en activos tangibles frente a 12 mil millones en activos intangibles (Brand Finance). En el año 2018 las em-presas tecnológicas antes mencionadas valoraban sus activos tangibles en 4 trillones de dólares frente 21 trillones en activos intangibles (Brand Finance). ¿Qué tiene que ver esto con el desarrollo de políticas empresa-riales de sostenibilidad? Pues es fundamental ya que las empre-sas internacionales y nacionales necesitan de nuevos métodos de valoración del capital natural que son intensivas en conoci-miento. Aunque, la valoración económica ambiental sigue sien-do un tema poco conocido en nuestros países a pesar de ser los países más ricos en recursos naturales y quizá emplear estas metodologías nos contribuyan a alejarnos de la maldición de las materias primas. Siendo el resultado de esta la poca com-plejidad económica de los productos, los escasos beneficios económicos por la ausencia de generación de valor agregado,