ENTREVISTA ¿Cuál es el espíritu del Premio Ciudadanía Empresaria de AmCham Argentina? -Desde hace 24 años, su objetivo es empujar y acompañar el movimiento de la sustentabilidad en la Argentina. En sus inicios, estaba más enfocado con los programas sociales que llevaban adelante las empresas en distintas áreas –educación, promoción social, entre otras-. Una de las virtudes de esta premiación es que fue acompañando la evolución de la temática, y creo que, en algunos momentos, dio un salto cualitativo, en lo que se refiere a la vanguardia, en el sentido de proponer nuevas categorías que contemplaran las acciones que se empezaban a conocer en algunas compañías, como la gestión empresaria orientada a la sustentabilidad. Desde 2018 el evento empezó a reconocer la gestión como un todo, no sólo las iniciativas… -Hoy en día el premio reconoce empresas de triple impacto, iniciativas de sustentabilidad en tres ejes: ambiental, social y gobierno corporativo. Luego, dentro de estos ejes, hay subcategorías. En lo que se refiere a lo corporativo, hay un marco que acompaña a nivel mundial en tendencias que son necesarias que este premio las refleje. Se trata de un premio gratuito, no hay ningún dinero involucrado y convoca a un grupo de jurados externos que son verdaderamente referentes del tema. Amcham no tiene ningún tipo de injerencia, y sólo administra y establece cuáles son los criterios de trabajo. Mantener esta iniciativa activa durante 24 años es todo un logro. En este lapso, hemos establecido vínculos muy importantes con organizaciones de la sociedad civil, medios de comunicación que nos ayudaron a amplificar el mensaje; porque siempre hay que aclarar que hasta hace 15 años hablar de sustentabilidad era algo que había que explicar un montón. Hoy, gracias a este trabajo colaborativo, la situación se revirtió y el tema está muy instalado en la agenda. ¿Cuál es el principal beneficio de este premio para quienes lo ganan? -Visibilidad; es una gran posibilidad dar a conocer las mejores prácticas e inspirar a otros a seguir haciendo y formar parte de una comunidad donde estos conocimientos se puedan compartir. Inspirar a otros para que se sumen a este compromiso, a evitar el Greenwashing, a que las acciones que se reconozcan tengan un impacto real y puedan replicarse. El premio reconoce, entre otras cosas, a las empresas que tienen el espíritu de generar valor económico, social y ambiental de manera equivalente y, por otro lado, a distintas iniciativas como igualdad de género, trabajo con la comunidad o proveedores y las que son centrales de la sustentabilidad. El premio pone la lupa sobre el real impacto. ¿Poder contar con estudios, métricas e iniciativas para combatir el cambio climático sólo es posible, en términos de costos, en grandes empresas? -Yo creo que más que a nivel de inversión es una forma de abordar lo que hacés. Y, en contraposición con los presupuestos de las grandes empresas, las Pymes tiene un tal conocimiento de su gente y de su territorio que les es mucho más natural llevar adelante acciones vinculadas a la sustentabilidad, y a la construcción de la comunidad de manera más orgánica. Le cuesta mucho más a las grandes empresas esta visión porque al tener otra escala pierden un poco esa visibilidad. Hoy la sustentabilidad se ve desde la visión del propio negocio, no como una iniciativa aparte. Las cuestiones vinculadas a agua y energía, por ejemplo, hoy son centrales para las compañías. La mirada de la sustentabilidad debe ser a largo plazo, por más problemas que pueda tener una economía como la Argentina, donde siempre se está navegando en la tormenta. Esa es una realidad que tenemos que comprender y acompañar. ¿América Latina en general tiene esta imposibilidad de mirar a largo plazo? -Creo que tiene que ver con problemáticas más regionales. Hay muchos avatares políticos y económicos que influyen en no poder tener, a veces, metas a largo plazo. El argentino tiene sus particularidades culturales, de estar siempre metido en el conflicto y la melancolía, que el brasilero, por ejemplo, no posee. Sin embargo, el argentino tiene un liderazgo en sustentabilidad muy importante. Nuestro premio es “primo” del Eco de Brasil, que cuenta con más de 30 ediciones y siempre fue un lugar en donde referenciarnos. Brasil tiene muy bien trabajado el tema de sustentabilidad a nivel de filosofía, por cómo viven la naturaleza. Cosa que también sucede, por ejemplo, en algunas regiones particulares, como en Mendoza, donde se trabaja muy bien sobre estos temas, porque hay un arraigo y una importancia muy grande de la tierra. ¿Cuáles son las principales sorpresas de las Compañías al hacerse de este Premio? -Hay muchos programas e iniciativas que han sido premiadas y que, luego, el CEO de las empresas donde se pusieron en práctica comienzan a darle la entidad que se merecían, y a valorar a los equipos que las llevaron adelante. Lo que vale de este premio es amplificar lo que se está haciendo dentro de una compañía. Desde que se puso en práctica esta premiación hasta hoy ¿cuáles son los temas que tienen mayor impacto cuando se habla de la sustentabilidad? -Creo que lo que cambió y tiene hoy una preponderancia totalmente diferente es la dimensión ambiental, por cuestiones que tienen que ver con el cambio climático, por cómo eso impacta en los negocios de verdad. Las cuestiones vinculadas a nuevas formas de energía, las presiones internacionales para la descarbonización, el uso racional y eficiencia del agua, por ejemplo. Por otro lado, también cuentan las cuestiones más clásicas de la comunidad, que también tienen un compromiso fuerte, especialmente la educación. ¿Qué pueden hacer las compañías para llevar a cabo buenas prácticas? -Tienen que detectar qué temas son críticos para la visión de negocios. También el hecho de poder inspirarse en los que llevan adelante iniciativas medioambientales. Recomendamos la lectura de los casos ganadores, que son muy interesantes. Y no perder de vista la agenda internacional para entender qué es lo que se viene, cuáles son las tendencias, por qué hoy se está trabajando en descarbonizar la economía y sobre la producción y el consumo. Como consumidores también tenemos que tomar decisiones en ese sentido, no cambiar el celular cada año, por ejemplo, entender que eso tiene un grave impacto. Creo que es una agenda muy poderosa y la gente de negocios lo entiende así, y que el tema impacta en sus ganancias y eso hace que ya no se pueden desligar de esta cuestión.