La Argentina requiere un ritmo mayor en la formulación de planes nacionales regidos por la economía circular. Los avances que se observan se encuentran dispersos en diferentes jurisdicciones administrativas. Si bien la mayoría de la legislación referida a la gestión de residuos (domiciliarios o industriales) está guiada por objetivos de prevención, disminución y recuperación, el país no tiene una regulación integral que oriente las corrientes de residuos y las transforme en cadenas de valor/insumos, y guíe la producción y el consumo responsable bajo el paradigma de la economía circular. Debe destacarse que se advierte un impulso por parte de grandes empresas privadas, así como de nuevos proyectos de emprendedores. Como así también de empresarios PyMES, que, si bien no alcanzan a desarrollar iniciativas a gran escala por falta de financiamiento o inexistencia de obligatoriedad, advierten la necesidad de reconvertirse. Aunque se observan esfuerzos y compromiso del sector industrial y de las autoridades nacionales para realizar la transición hacia una economía circular en la Argentina, se deben realizar importantes cambios. Por ejemplo, en nuestro país la economía circular crea más empleos en el sector de los servicios -medible en las actividades de reparaciones, mantenimiento y alquiler-, que en el sector industrial. 2