Que los desperdicios pueden convertirse en nuevos productos a partir del reciclaje no es nada nuevo. Lo que sí sorprende es de dónde proviene muchas veces esa materia prima fundamental para crearlos. LEAF Social, una marca creada en 2015 para elaborar zapatillas y accesorios con caucho proveniente de desechos de una fábrica de neumáticos, lanzó Silobag, un emprendimiento con el que reciclan silobolsas en desuso para fabricar mochilas, carteras, bolsos, accesorios. “Empezamos realizando productos reciclando lona de banners, velas náuticas o de parapentes”, cuenta Cinthia Fehling, CMO y cofundadora de la pyme, junto al ingeniero industrial Santo Parsons. “Siempre tuvimos las silobolsas en vista. Pero nos tuvimos que capacitar para trabajar y estudiar con el objetivo de meternos a producir con este material. Se trata de mangas largas, que tienen 60 metros de diámetro como mínimo, o sea, la chiquita tiene 60 m de largo por 3 o 4 metros de diámetro; son enormes. Tuvimos que entender cómo se abren, cómo se compone el material, experimentar algo completamente nuevo y que nadie, en ese momento, estaba trabajando. Pero, sobre todo, aprender a cómo hacer la recolección, cómo hacer la limpieza, cómo nos va a llegar a nosotros ese material”. Las silobolsas son la materia prima con la cual la Silobag creó un proyecto de triple impacto que consiste en reutilizarlas para insertarlas en un nuevo ciclo productivo. Se trata de un material impermeable, de mayor calidad y resistencia que otros similares y además permite producciones a gran escala e impacto.