Noorden, empresa argentina fundada en 2017 y que representa a Lely en el país, inauguró en Tandil (Buenos Aires) el primer tambo robotizado, energéticamente sus-tentable y abierto a la comunidad, y que apunta a un triple propó-sito: la producción y comercialización de leche; funcionar como tambo demostrativo, para que los productores interesados pue-dan visitar y conocer la tecnología que se utiliza; y para visibilizar a la sociedad que la producción de leche puede ser sustentable en el plano económico, social y ambiental. El establecimiento ubicado estratégicamente a 15 minutos de la ciudad de Tandil se encuentra en una zona ideal para un sistema pastoril (dentro de la cuenca Mar y Sierras) “La automatización hace que no sea necesario la presencia del hombre esperando ordeñar una vaca. Existe una rutina armada, y la vaca, mientras menos interacción tenga con el operario, mejor va a estar. Este sistema no necesita un operario vigilando o un nochero que tiene que estar con la vaca porque ella va a estar pastando libremente. Con todos los sensores del que dispone el proyecto, solamente se trabaja con un 5% del rodeo que necesite el animal”, destaca Álvaro Vázquez, ingeniero agrónomo y uno de los creadores –junto a Federico Alonso y Agustín Orellade- del emprendimiento “La Colorada”, un establecimiento con robots de ordeñe, que genera su propia energía. Leer más Leer más “Basado sobre un sistema de alimentación pastoril aspira a producir un cambio para la sociedad y los productores interesados”, agrega. “La Colorada” cuenta con 4 robots de ordeñe Lely Astronaut A5 con capacidad de ordeñar un total de 280 vacas. La producción de leche estimada será de 30 litros por vaca promedio anual una vez en régimen, en un sistema donde la alimentación será con un 50% de pasto fresco. El sistema automatizado Lely está basado en el tráfico libre de la vaca, pueden comer, beber, descansar y ser ordeñadas cuando ellas quieran. “Cada box de ordeñe tiene 90 centímetros por dos metros y medio, donde la vaca, que se mueve libremente por el campo, puede entrar y salir por su cuenta –eso se llama tráfico libre-. La vaca, cuando entra, come el alimento balanceado y en ese momento se ordeña, para luego salir al campo a descansar y comer pasto. Tandil es una zona que se da para tener pasto todo el año; en Canadá, por ejemplo, hay seis meses de nieve, entonces ahí se podría realizar este proyecto”, cuenta Vázquez En lo que se refiere al bienestar animal, este proyecto contempla las denominadas cinco libertades de las vacas: Libre de hambre, sed y desnutrición; Libre de miedos y angustia; Libre de incomodidades físicas o térmicas; Libre de dolor, lesiones o enfermedades; y Libre para poder expresar las conductas y pautas de comportamiento propias de su especie. “En nuestro diseño tenemos, cada 150 metros, bebederos; todos los caminos abovedados y preparados para la libre circulación de las vacas; monitoreo de robots con sensores que detectan, mucho antes que la visión del humano, enfermedades y lesiones en los animales, con lo que es posible solucionar con antelación cada problema; y es un espacio libre de ruidos molestos”, dice Además, el emprendimiento produce 100% su propia energía, desconectado de la red eléctrica. A través de un sistema off grid de generación fotovoltaica que se compone por paneles y baterías solares. “La idea en el futuro es incursionar también en energía eólica de media potencia para complementar la generación solar”, anticipa Vázquez. Por otro lado, con el exceso de energía generada en verano se alimentará una bomba de riego para las pasturas, de forma tal que se garantizará estabilidad en la alimentación durante todo el año. “Toda la energía que sostiene el emprendimiento se obtiene directamente de paneles solares. Es el primer tambo en Argentina con esta tecnología. El consumo de energía, en este caso, es constante. En un caso tradicional, se utilizan cuatro horas a la mañana y cuatro de la tarde, con mucho consumo de energía. En el caso del robot, las vacas, como se van ordenando 24 horas a lo largo todo el día, permite un consumo es estable”, informa Váquez. No son las únicas métricas sustentables a destacar en este emprendimiento: “la bosta y orina que queda en el corral se trabajan en seco y se filtran para que vaya al campo como compostaje. Y el agua va a una pileta totalmente impermeabilizada, con geomembrana. Además, el agua que se utiliza en los robots es reciclada y se destina al lavado de los corrales. Gastamos menos de 2.000 litros de agua por día para producir 8000 litros de leche. Esta es una gran ventaja: estamos en 0,25 por litro de leche mientras que el con el método tradicional se gasta entre 3 y 11”, indica. Con una inversión total de USD 1.300.000, el proyecto aspira a ser referente en el uso de nuevas tecnologías, además busca contribuir en la educación y formación de nuevos profesionales. Para esto último, Noorden recientemente ha firmado un acuerdo con la Universidad Nacional del Centro de la Provincia de Buenos Aires (UNICEN). “Este emprendimiento nace porque, de alguna manera, es lo que el consumidor está demandando: desde el punto de vista de la sustentabilidad, del confort de la gente, del bienestar animal. Antes no se miraba tanto en estos detalles, pero hoy por hoy sí. Entonces estamos certificando nuestros productos. Y, por otro lado, hicimos un convenio marco -de investigación, de pasantías, de extensión- con la universidad, lo que va a ir llevando a certificaciones”, destaca Vázquez. “En el mundo, cerca del 65/ 70% de los campos nuevos o de las inversiones que se hacen en el mercado de los países desarrollados se monitorean con robots. En nuestra región hay que estudiar bien el caso porque se trata de hacer inversiones en nuevas tecnologías”, destaca. “Creemos que este proyecto puede ser el punto de partida para que otros productores se animen a invertir y apostar por el sistema y la forma de producción. Compartir que es posible y que la robotización y la sustentabilidad energética son el camino. Esperamos ser los primeros de muchos tambos robotizados y sustentables. Como agropecuario, me gustaría que vean cómo es nuestra forma de producir leche, tanto a tamberos como no tamberos. Las puertas están abiertas para ver a la vaca en su ambiente haciendo lo que ella quiera hacer: se ve a una vaca ordeñándose, a los 600 metros otra vaca que está descansando y a los 200 metros otra que está comiendo”, finaliza Vázquez. - Gerencia Ambiental