e instituciones financieras se sumaron también a los esfuerzos globales y afirmaron que aumentarían sus inversiones en SbN, aunque queda, por cierto, vislumbrar cómo se accionarán estos compromisos y cómo se asignarán las inversiones para que logren el impacto esperado. Los compromisos son coherentes con un entendimiento transversal y creciente de la relación intrínseca entre la crisis climática y la pérdida de biodiversidad. Este mayor conocimiento, respaldado por la ciencia, está favoreciendo un giro hacia un cambio de paradigma que supone la transformación paulatina de la forma en que gobiernos y empresas abordan la protección de la biodiversidad. La meta 15 del Marco Mundial de Biodiversidad Kunming–Montreal, que exige a las empresas tomar medidas significativas en la gestión de la biodiversidad —focalizándose no solo en la reducción de carbono sino también en la preservación y restauración de ecosistemas— es evidencia de ello.